LA METÁFORA VANGUARDISTA EN HISPANOAMÉRICA. EL CASO DE ALBERTO HIDALGO


En este breve ensayo intento situar el pensamiento poético de Alberto Hidalgo (1897-1967) en el ámbito del vanguardismo poético latinoamericano. Además uno de mis objetivos es el análisis de la metáfora como recurso fundamental de la poesía de Hidalgo que nos lleva a reflexionar acerca de la humanización de los objetos en el mundo contemporáneo. Hidalgo construye metáforas vanguardistas para dar un perfil humano a las distintas expresiones del desarrollo tecnológico.

I. El vanguardismo hispanoamericano, la metáfora y el simplismo de Alberto Hidalgo.

Entendemos al vanguardismo como un conjunto de escuelas literarias que comienza a manifestarse antes de la Primera Guerra Mundial y cuyas características fundamentales son: el simultaneísmo discursivo, que se revela en la articulación de diversos planos y voces en la orquestación textual; la predilección por el montaje de connotaciones cinematográficas, visible en el caligrama de Apollinaire, donde la disposición de los versos en el espacio de la página es medular; el modelo de un discurso entrecortado con interrupciones y enlaces imprevistos, pues la concatenación abrupta de imágenes oníricas constituye un desvío de la norma convencional; la fragmentación del discurso, ya que el poema vanguardista constituye una especie de rompecabezas, cuya coherencia debe ser construida por el lector; el trabajo estético-formal que destruye en cierta forma la idea de representación, porque las palabras por sí mismas son las auténticas protagonistas del poema; la autocrítica del arte como testimonio de que el rasgo esencial de la literatura moderna es la crítica; y el papel de lo lúdico como cuestionador de la racionalidad moderna, puesto que el juego es un poderoso instrumento de conocimiento.
El vanguardismo se constituye como una crítica radical de la racionalidad positivista del siglo XIX. Comte y sus seguidores habían tomado como punto de partida del conocimiento a la observación de los fenómenos físicos, idea que los conducía a la inducción como método científico por antonomasia. La concepción positivista subrayaba el carácter lineal de la historia y el surgimiento de una racionalidad que se enfrentaba al fenómeno literario, provista de conceptos como clima, temperamento y medio ambiente, categorías tomadas de las ciencias naturales.
El vanguardismo, a diferencia de la teoría positivista, subrayó la función del azar en el proceso de conocimiento y puso de relieve lo lúdico, asociado al inconsciente, como una fuente valiosa de experiencias para propugnar no sólo la discontinuidad, la ruptura, sino también la fragmentación del discurso y la crisis de la categoría de unidad.
En este ámbito de reflexión cabe asignarle un papel muy importante a la metáfora vanguardista como forma de conocimiento analógica y asociativa porque resulta imposible reflexionar acerca del lenguaje sin ella. En un artículo publicado en 1921, Jorge Luis Borges decía que "cuando un geómetra afirma que la luna es una cantidad extensa en tres dimensiones, su expresión no es menos metafórica que la de Nietzsche cuando prefiere definirla como un gato que anda por los tejados" (1).
Una de las corrientes vanguardistas que ha puesto mayor énfasis en la metáfora es el ultraísmo, liderado por Borges y Guillermo de Torre. Según el primero, el ultraísmo se reduce a cuatro principios: a) reducción de la lírica a su elemento primordial: la metáfora, en vista de que ella presupone una identificación voluntaria entre dos conceptos, por ejemplo: campos de zafir, donde la idea de "campo" se vincula a la de "zafir"; b) tachadura de las frases medianeras, los nexos, y los adjetivos inútiles, porque resulta imprescindible el proceso vanguardista de fragmentación del discurso; c) abolición de los trebejos ornamentales, el confesionalismo, las prédicas y la nebulosidad rebuscada, pues se trata de sugerir y no de mostrar con espíritu didáctico la coherencia de una ideología, y d) síntesis de dos o más imágenes en una, que ensancha de ese modo su facultad de sugerencia, a causa de que esta última constituye el fin supremo del arte (2). El segundo nos recuerda a una de las propuestas del creacionismo de Vicente Huidobro: "El adjetivo, cuando no da vida, mata" (3). En este último verso se observa una preocupación por el aspecto técnico del poema.
El poeta peruano Alberto Hidalgo también manifiesta, como Borges, dos predilecciones: la metáfora como motivo de reflexión y un interés por la técnica poética. La corriente vanguardista fundada por Hidalgo es el simplismo. Él define a la poesía como el arte de pensar en metáforas (4). El poeta no es sino un fabricante de ellas. Según Hidalgo, las palabras y los signos constituyen artificios para comunicar los sentimientos. No representan como un espejo el mundo real, ya que poseen siempre un aspecto simbólico. Este hecho los emparenta con las metáforas. Sobre la base de dicha fundamentación teórica, Hidalgo formula sus principales propuestas: a) el simplismo implica el despojamiento de toda retórica, de toda estilización, pues se trata de devolver la espontaneidad al arte; b) son intolerables el arte "comprometido" y la poesía de tesis, porque el producto artístico no es útil para la transformación de las estructuras socio-económicas; c) el poeta debe tender a la especialización y a la dedicación absoluta, por cuanto ha de ser consciente de que su oficio exige un proceso lento de perfeccionamiento ; d) la metáfora debe estar en movimiento y crear la situación, es decir, no se sostiene con el "como" o el "parece", sino que "el poeta, una noche, ante el espectáculo de la luna, recuerda el de la lluvia" (5), entonces escribe la luna llueve, y e) el poema debe ser breve para ser bello. Según Hidalgo, la profundidad del mensaje del poema ha de estar expresada con precisión en pocas palabras. Veamos ahora cómo lo que dice Hidalgo acerca de la metáfora haya un correlato en su propia producción poética.
En Simplismo, poemario publicado en 1925, Hidalgo utiliza la metáfora para referirse a la tecnología moderna. Aquí predominan los ascensores, las fábricas, los aeroplanos, las telecomunicaciones, entre otros componentes del "sistema nervioso de la ciudad" (6). El propio arte es influido por los mecanismos de la reproducción técnica. El poeta debe responder ante tal desafío.
Walter Benjamin afirmaba que la reproducción técnica en el mundo contemporáneo hace variar nuestra percepción de la obra artística. En efecto, la experiencia perceptiva masificada comienza a predominar sobre la individual e irrepetible (7). En consecuencia, se tritura el aura entendida como el carácter original y específico de la obra de arte. En la cultura de masas, esta última pierde su aura, "su individualidad irrepetible conexa a la civilización y a los modos de disfrute típico del tiempo en que ha nacido" (8).
Mediante la metáfora, Hidalgo enfrenta a la cultura tecnológica (donde predomina la percepción masificada) con el fin de humanizar los objetos tecnológicos, dotándolos de rasgos antropomórficos y de un sentimiento de trascendencia, para propugnar una superación de la experiencia automatizada. Pero a la vez el poeta aprovecha de modo cabal los experimentos vanguardistas que significan una modernización técnica del lenguaje poético. En otras palabras, Hidalgo, provisto de un código vanguardista, teje metáforas que humanizan las expresiones de la tecnología contemporánea.

II. Análisis de un poema de Alberto Hidalgo

En "La oficina simplista" (9), se afirma:

¡El ave no tiene alma de cautivo!

Si la redecilla no les rodeara las alas,
se volarían los ventiladores.

El péndulo tiene una enamorada
a quien pasea la calle interminablemente.

La "Underwood" trastabillea
al escribir estas palabras: ¡te amo!

El amor no es tan mecánico
que se pueda expresar con una máquina.
Para cortar los papeles de los libros
está el cortapapel de mi invención.

¡Por la ventana filtra un rayo de sol!

¿Biblioteca?
Unos libros, están en el cerebro,
otros se alojan en el corazón.

Sobre todas las cosas hay miradas dormidas.
Aunque moleste el polvo,
no hay que pasar plumero para que no se vuelen.

El propio título del texto ("La oficina simplista") materializa una espacialización discursiva. Se trata de representar de manera imaginaria los objetos que forman parte del ámbito de trabajo burocrático: los ventiladores, las máquinas, el cortapapel, los libros de una biblioteca, el polvo y el plumero.
El poeta habla de la tradición cultural. La palabra "polvo" remite a un pasado, una historia. Esta última pareciera quedar petrificada en una atmósfera de un "eterno presente", marcada por la rutina de la vida burocrática que anula al individuo y hace predominar la experiencia automatizada, donde la individualidad irrepetible brilla por su ausencia.
Sin embargo, el hablante lírico rompe esta estructura por medio de la metáfora. Tenemos la expresión "Si la redecilla no les rodeara las alas,/ se volarían los ventiladores". Este último verso es eminentemente metafórico. Los ventiladores son aves y ellas, como dice el primer verso, no tienen alma de cautivo.
Dicha perspectiva que humaniza los objetos tecnológicos se sostiene con otra metáfora: "Para cortar los pliegues de los libros/ está el cortapapel de mi invención". "Cortapapel" es el núcleo, y "de mi invención", el modificador. Se trata de una fusión anómala de dos estructuras semánticas. Aquí percibimos una sustitución tan típica del procedimiento metafórico. El "cortapapel" ha sido humanizado. La máquina, en este caso, es producto de la imaginación, de la percepción irrepetible de un individuo creador que no está sometido a la cultura de masas que hace predominar, por el contrario, a las experiencias automatizadas en el mundo contemporáneo.
Además, hay una tercera metáfora: "Unos libros, están en el cerebro,/ otros se alojan en el corazón". El poeta supera el fragmentarismo del mundo contemporáneo donde la percepción masificada de montajes sucesivos (por ejemplo, en el cine) hace que se triture el aura y vaya predominando el kitsch como expresión de la cultura de masas. La cultura, pues, se convierte en una industria que produce vacuos simulacros con la consiguiente pérdida del valor artístico.
Para Hidalgo, en cambio, "Cerebro" y "corazón" son complementarios; también, racionalidad y sentimiento. Él desea redescubrir la unidad del patrimonio cultural del hombre que se inserta en la tradición representada por la biblioteca. Por esta razón, el poeta afirma sin ambages: "El amor no es tan mecánico/ que se pueda expresar con una máquina". Lo opuesto a la máquina es, sin duda, el hombre creador que ama y razona a la vez. La primera sólo produce fantoches, vanas copias de la experiencia humana y tiene un valor exhibitivo; el segundo, por el contrario, se inserta en la historia y mantiene una relación ritual con el mundo. El pensamiento mágico del hombre revela una tentativa de organización del mundo. Y la metáfora despierta también el lado mítico del razonar del individuo. Por eso, los mitos se encuentran tan llenos de metáforas. Y, como dice Lévi-Strauss, el artista hacedor de metáforas tiene numerosos puntos comunes con el "primitivo" que se expresa en los mitos y la magia (10).
Los dos últimos versos de "La oficina simplista" constituyen un final muy ilustrativo. El poeta se niega a limpiar el polvo de la oficina, pues hay miradas dormidas. En realidad, está hablando de la tradición, del largo recorrido de la experiencia humana. Trabajar significa también incorporarse a ese largo camino. Que la historia permanezca, nos dice Hidalgo.

III. Análisis de otros textos y conclusión tentativa

En el poema "Visión simplista desde 2000 m. de altura" (11), el poeta remarca que "Todas las fábricas despeinan/ sus cabelleras en el espacio". Más adelante se expresa: "Y desciende grada a grada el aeroplano// por la tapizada escalera del aire//mientras las manos de la hélice aplauden al sol". Tanto las fábricas cuanto los aeroplanos son vistos como seres humanos. Las primeras extienden sus cabelleras en el espacio. Los segundos aplauden alegremente. Ambos parecen tener un hálito de la naturaleza. "Cada humareda es una trenza", dice el hablante lírico. Esta metáfora a es b expresa un anhelo del poeta: la humanización del proceso de producción de los bienes materiales.
Por eso, en "El edificio simplista" (12), se subraya la idea de que "El humo/ es sólo mi alma que flamea". Y cuando el escritor alude a "humo" se refiere a "fábrica". Esta metáfora hace que el alma parezca una bandera.
En "Cabaret simplista" (13), el poeta remarca que "Las mujeres lanzan miradas a la circulación// Son Bancos emisores de sonrisas,/ que hacen cheques de amor en descubierto/ contra los corazones". En la metáfora "cheques de amor" está probablemente condensado el mensaje de Simplismo. Los Bancos se asocian a la manifestación de sentimientos y afectos. Los cheques, al amor. La producción de bienes materiales no es posible sin el lenguaje y éste se sostiene en el carácter intersubjetivo de la relación humana. Por tal razón, el poeta tiene derecho a jugar con el lenguaje y, de ese modo, transmitir un rico manantial de experiencias subjetivas.
Según Hidalgo, debemos humanizar el desarrollo tecnológico. También Carlos Oquendo de Amat había escrito: "nos llenamos la cartera de estrellas/ y hasta hay alguno que firma un cheque de cielo" (14). El yo debe mantener su sed de trascendencia, su postura filosófica en el mundo. De ahí que Hidalgo diga en "Telegrafía simplista" (15):
El cielo y yo cambiamos noticias
por intermedio de los alambres de agua.



NOTAS

(1) Borges, Jorge Luis. "Aproximaciones críticas". En: Verani, Hugo. Las vanguardias literarias en Hispanoamérica (manifiestos, proclamas y otros escritos). Roma, Bulzoni Editore, 1986; p. 275.
(2) Borges, Jorge Luis. "Ultraísmo". En: Verani, Hugo. Ibídem, p. 289.
(3) Huidobro, Vicente. "Arte poética". En: Verani, Hugo. Ibídem, p. [209].
(4) Hidalgo, Alberto. Simplismo. Buenos Aires, Editorial El Inca, 1925; p. 5. (Tiene un prólogo del propio Hidalgo, cuyo título es "Invitación a la vida poética").
(5) Ibídem, p. 28.
(6) Ibídem, p. 78.
(7) Benjamin, Walter. "La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica". En: Discursos interrumpidos. Buenos Aires, Taurus, 1989; p. 22.
(8) Marchese, Angelo [y] Joaquín Forradellas. Diccionario de Retórica, crítica y terminología literaria. 2da. edición. Barcelona, Ariel, 1989; p. 41.
(9) Hidalgo, Alberto. Op.cit., pp. 64-65.
(10) Lévi-Strauss, Claude. El pensamiento salvaje. Tercera reimpresión. México, Fondo de Cultura Económica, 1975; p. 49 y ss.
(11) Hidalgo, Alberto. Op.cit., pp. 66-67.
(12) Ibídem, pp. 57-58.
(13) Ibídem, pp. 113-115.
(14) Oquendo de Amat, Carlos. "Paisajes". En: 5 metros de poemas. Lima, PetroPerú, 1980; s/n. (Edición facsimilar). Cf. Poesía hispanoamericana de vanguardia, de Raúl Bueno. Lima, Latinoamericana Editores, 1985; pp. 107-134.
(15) Hidalgo, Alberto. Op.cit., p. 46.

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