NOCTURNO DE VERMONT/CÉSAR CALVO
Me han contado que también allá las noches
tienen ojos azules
y lavan sus cabellos en ginebra.
¿Es cierto que allá en Vermont, cuando sueñas,
el silencio es un viento de jazz sobre la hierba?
¿Y es cierto que allá en Vermont los geranios
inclinan al crepúsculo,
y en tu voz, a la hora de mi nombre,
en tu voz, las tristezas?
O tal vez, desde Vermont enjoyado de otoño,
besada tarde a tarde por un idioma pálido
sumerges en olvido la cabeza.
Porque en barcos de nieve, diariamente,
tus cartas
no me llegan.
Y como el prisionero que sostiene
con su frente lejana
las estrellas:
chamuscadas las manos, diariamente
te busco entre la niebla.
Ni el galope del mar: atrás quedaron
inmóviles sus cascos de diamante en la arena.
Pero un viento más bello
amanece en mi cuarto,
un viento más cargado de naufragios que el mar.
(Qué luna inalcanzable
desmadejan tus manos
en tanto el tiempo intemporal golpeando
como una puerta de silencio suena).
Desde el viento te escribo.
Y es cual si navegaran mis palabras
en los frascos de nácar que los sobrevivientes
encargan el vaivén de las sirenas.
A lo lejos escucho
el estrujado celofán del río
bajar por la ladera
(un silencio de jazz sobre la hierba).
Y pregunto y pregunto:
¿Es cierto que allá en Vermont
las noches tienen ojos azules
y lavan sus cabellos en ginebra?
¿Es cierto que allá en Vermont los geranios
otoñan las tristezas?
¿Es cierto que allá en Vermont es agosto
y en este mar, ausencia...?
César Calvo (1940-2000). Poeta peruano de la Generación del Sesenta. Ha publicado Poemas bajo tierra (1961), Ausencias y retardos (1963), Pedestal para nadie (1975), entre otros libros.
Me han contado que también allá las noches
tienen ojos azules
y lavan sus cabellos en ginebra.
¿Es cierto que allá en Vermont, cuando sueñas,
el silencio es un viento de jazz sobre la hierba?
¿Y es cierto que allá en Vermont los geranios
inclinan al crepúsculo,
y en tu voz, a la hora de mi nombre,
en tu voz, las tristezas?
O tal vez, desde Vermont enjoyado de otoño,
besada tarde a tarde por un idioma pálido
sumerges en olvido la cabeza.
Porque en barcos de nieve, diariamente,
tus cartas
no me llegan.
Y como el prisionero que sostiene
con su frente lejana
las estrellas:
chamuscadas las manos, diariamente
te busco entre la niebla.
Ni el galope del mar: atrás quedaron
inmóviles sus cascos de diamante en la arena.
Pero un viento más bello
amanece en mi cuarto,
un viento más cargado de naufragios que el mar.
(Qué luna inalcanzable
desmadejan tus manos
en tanto el tiempo intemporal golpeando
como una puerta de silencio suena).
Desde el viento te escribo.
Y es cual si navegaran mis palabras
en los frascos de nácar que los sobrevivientes
encargan el vaivén de las sirenas.
A lo lejos escucho
el estrujado celofán del río
bajar por la ladera
(un silencio de jazz sobre la hierba).
Y pregunto y pregunto:
¿Es cierto que allá en Vermont
las noches tienen ojos azules
y lavan sus cabellos en ginebra?
¿Es cierto que allá en Vermont los geranios
otoñan las tristezas?
¿Es cierto que allá en Vermont es agosto
y en este mar, ausencia...?
César Calvo (1940-2000). Poeta peruano de la Generación del Sesenta. Ha publicado Poemas bajo tierra (1961), Ausencias y retardos (1963), Pedestal para nadie (1975), entre otros libros.
Comentarios
Saludos. david ballardo.
Sí, efectivamente, la musicalidad de este poema es impresionante. Saludos,Camilo
Indudablemente la musicalidad aparece desde el título: Nocturno...
Un poema para recordar.
César Calvo tuvo una nutrida etapa como compositor. ¿No es así? Mi radio favorita es Telestéreo; los domingos, a la hora del almuerzo, se transmite un programa dedicado a Chabuca Granda. Allí, he escuchado repetidas veces el nombre de César Calvo cuando la locutora informa sobre la autoría de los temas que vamos a escuchar.
Saluditos a ritmo de jazz.
Acaso la vida festiva y ligada a la farandula es un factor para anularlo de la crítica.
En repetidas ocaciones he escuchado comentarios negativos sobre la obra de Calvo. Yo me quedo con este gran poema. Como dice David en el comentario anterior Calvo es un gran poeta y ese poema es un canción perfecta.
guaman poma.
Yo separo al autor real del yo poético. Hay relación por cierto, pero el poema se defiende por sí solo (es el caso de este texto de Calvo); su vida ligada a la farándula es materia de otro tema. Pero al poeta Calvo se le recuerda por sus poemas, no necesariamente por los datos de su vida.
Ya mucho después, coincidiría con Enrique Verástegui, una personalidad tan difícil para el elogio de un contemporáneo, en señalar que estos dos versos: "¿Es cierto que allá en Vermont, cuando sueñas, el silencio es un viento de jazz sobre la hierba?" constituyen, con seguridad, algunos de los más notables de la poesía peruana.
Muchas gracias por recordarme, brevemente, este antiguo vicio blanco.