"Ruido blanco" de Mario Pera
La poesía joven transita por diversas vías. A veces, mantiene la vena conversacional que preponderó en la lírica peruana a partir de los años sesenta; en otras ocasiones, cultiva una tendencia neobarroca. Mario Pera (Lima, 1981) es un joven poeta que sorprendió por la factura de su primer libro: Preparaciones anatómicas (2009). Ahora ofrece un segundo poemario: Ruido blanco (Lima: Lustra, 2011, 44 pp.). La de Pera es una escritura que evidencia el manejo de referencias clásicas (por ejemplo, cita a Homero y manifiesta algunas resonancias mitológicas), la lectura de Rainer María Rilke o de Fernando Pessoa, y de algunos autores (como Salvatore Quasimodo) representativos del llamado hermetismo italiano. Se trata de un poeta de buena formación académica y conocedor de la tradición occidental. Suele alejarse del tono conversacional que predomina en poetas como Miguel Ildefonso o Bruno Polack. Pera busca un tono épico y, a la vez, recrea algunas historias bíblicas como la de la Virgen María, o la del crucificado en el Gólgota; sin embargo, lo hace sin caer en los lugares comunes ni en una actitud excesivamente ceremonial. Se trata de un poeta que enfatiza el tema del cuerpo (bien sea lacerado o enfermo o asediado por el fantasma de la locura): "Tú, corpus inmortalis,/ absorbes la ceguera de la noche/ mientras la ciudad se arrastra/ curvada por la sombra de la Luna" (p. 22). Hay referencias intertextuales que van desde la literatura alemana (Bertolt Brecht) hasta la música (Liszt, por ejemplo). Poeta que maneja bien el tono del poema y que combina el verso largo con el corto, Pera confirma un tono mesuradamente religioso, mas no cae en sacralizaciones medievales, sino que mantiene la actitud crítica de la modernidad. Esperemos que la siguiente entrega de este talentoso poeta confirme nuestras expectativas.
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saludos
Alfredo Samaniego
Raúl Gamero Gomez