METÁFORA E IDEOLOGÍA EN PARA VIVIR MAÑANA (1959)
La denominada Generación del 50 significó una decisiva modernización del lenguaje poético en nuestro país, pues asimiló el aporte de los simbolistas y surrealistas franceses; además, posibilitó el redescubrimiento de la obra de César Vallejo y la relectura de autores como Rainer María Rilke y los poetas españoles de la Generación del 27. En un contexto marcado por el existencialismo y la posguerra, los escritores de los años 50 reflexionaron sobre la identidad nacional y su articulación a un marco de reflexión internacional, hecho que se puede observar, con claridad meridiana, en la obra de Jorge Eduardo Eielson, quien en Habitación en Roma (1952) reflexionó sobre la crisis de la modernidad, pero a la vez evocó su infancia en Lima; es decir, la dimensión introspectiva del individuo al lado de un análisis del contexto histórico.
La poesía de Wáshington Delgado (1927-2003) es un caso prototípico, pues comenzó bajo el influjo de Pedro Salinas para avanzar a un paradigma estético donde se observa la predominancia de Bertolt Brecht y la reactualización de formas tradicionales del verso ligadas a la oralidad y la tradición popular. En cierto sentido, Delgado fue fiel a la herencia hispánica y evidenció un profundo manejo del verso tradicional (las cantigas, las coplas, por ejemplo); pero, a la vez, manifiestó una apertura al incremento lexical del poema y a un coloquialismo mesurado.
Hay tres rasgos relevantes de la escritura de Delgado:
A)Un acercamiento a la oralidad. De la misma manera que Gonzalo Rose, Delgado consideraba que la poesía debía estar próxima al lenguaje oral y a la canción popular. Si admitimos, con Antonio Cornejo Polar, que la literatura peruana es un polisistema, entonces, en este caso, el sistema de la literatura “ilustrada” está asimilando creativamente elementos de las literaturas populares. B)La conciencia crítica que lo lleva al abordaje de temas políticos sin descuidar el plano formal del poema. Una de las lecciones que se puede extraer de la lírica de Delgado es que la temática política no debe implicar el descuido del afinamiento del texto poético desde el punto de vista estructural. Allí se halla una enseñanza de Vallejo para quien la poesía política era sobre todo un oficio e implicaba una búsqueda constante de un nuevo lenguaje.
C)Una reflexión escéptica acerca de la historia del Perú. Delgado considera que ésta es un conjunto de muertos y en ese sentido su reflexión es hermana de la realizada por Julio Ramón Ribeyro en sus relatos. Cuentos como “El banquete” o “Alineación” pueden emparentarse con poemas como “Historia del Perú” o “¿Nunca nos libertaremos?”, debido a que enfatizan que el fracaso del proyecto de nación ha sido una constante en la historia republicana del Perú.
Para vivir mañana (1959) se publicó un año después de Edición extraordinaria (1958), de Alejandro Romualdo y evidencia la influencia de la concepción de literatura comprometida de cuño existencialista. Tanto en Para vivir mañana como en Edición extraordinaria se advierte el influjo de la poesía de Neruda; en aquél, aparece un poema que se llama “Residencia en la tierra”, y en el libro de Romualdo percibimos el tono épico de Canto general.
Para vivir mañana está estructurado en cinco partes[1] (“Camino de perfección”, “Las buenas maneras”, “Historia del Perú”, “De hoy para mañana” y “La vida nueva”) y allí predomina la isotopía de la muerte, pues varios poemas remiten a ésta de modo irrefutable desde los paratextos (los títulos de algunos poemas): “La primavera desciende sobre los muertos” y “Los muertos”, por ejemplo. La mencionada isotopía lucha contra otras: la del cuerpo y la del lenguaje; por eso, podemos afirmar que la muerte triunfa sobre la dimensión corporal y las potencialidades expresivas del ser humano.
La metáfora es uno de los recursos fundamentales de Para vivir mañana y no es un desvío en relación con la norma ni manifestación de un sentido figurado, opuesto a la significación literal de los enunciados. La metáfora es un universal antropológico de la expresión; en otras palabras, el ser humano se expresa naturalmente mediante metáforas, pero el sentido de éstas varía de cultura en cultura.
Por su parte, George Lakoff y Mark Johnson hablan de metáforas como conceptos que permiten establecer jerarquías entre los elementos y organizar el mundo desde el punto de vista cognitivo[2]. Pensamos y actuamos de acuerdo con las metáforas, por lo tanto, éstas no constituyen un mero asunto lingüístico. Hay tres tipos de metáforas, según Lakoff y Johnson: las estructurales, las orientacionales y las ontológicas. En efecto, las estructurales permiten que un concepto esté estructurado en términos de otro (verbigracia, “el tiempo es dinero”); las espaciales –como su nombre lo indica-- organizan el espacio tomando en cuenta las oposiciones entre arriba-abajo, dentro-fuera, delante-detrás, centro-periferia, entre otras (por ejemplo, “me levantó el ánimo”), y las ontológicas posibilitan la visualización de una cosa no física en términos de una entidad o sustancia (por ejemplo, “la mente es una máquina”).
1)METÁFORAS ORIENTACIONALES EN “SABIDURÍA HUMANA”
Veamos el poema:
Cuando alguien habla del espíritu
cuida bien tus bolsillos.
Esta es la sabiduría que nos vino
de un lugar llamado occidente.
Antes el sol brillaba
arriba, abajo y adentro.
Era la fuerza de las manos
y la pasión en la boca.
Un hombre tenía una casa,
un oficio, un alma,
un tamaño y un lugar
entre los hombres.
Después vinieron otras gentes
que tenían corazón
y pesaban el oro.
Ellos nos enseñaron.
Ahora vivimos con cárceles,
obispos y soldados. Ahora sabemos
que una cosa es el bien
y otra es el mal.
Y que el dolor no es el dolor
ni es hambre el hambre
y que en alguna parte del cielo
todos somos iguales.
Este texto manifiesta el funcionamiento de metáforas orientacionales (centro-periferia) porque los espacios luchan entre sí, establecen oposiciones y, por lo tanto, son instancias que permiten establecer la pugna entre los sujetos. Hay un lugar llamado occidente (metáfora de civilización basada en los valores económicos y que ocupa una posición de centro y poder) y es sinónimo de farsa grotesca: la “sabiduría occidental” implica una mentira, pues si bien habla del espíritu, en realidad enfatiza el dinero como valor supremo. Se trata de una ética basada en la simulación y la hipocresía. Por eso, el locutor intenta desenmascararla y le dice a su alocutario: ten cuidado con tus bolsillos cuando los hombres occidentales hablan.
El poema argumenta que antes la casa (metáfora de la fraternidad entre los hombres y que representa la periferia) permitía que cada ser humano tuviera un lugar entre los demás; en otros términos, los lazos intersubjetivos se establecían sobre la base de la autenticidad, el trabajo y una subjetividad liberadora.
Además, en el pasado, el sol (metáfora de la justicia) iluminaba todos los espacios (arriba, abajo y adentro); no había jerarquías sino que reinaban la pasión y la fuerza como elementos complementarios. Desde el punto de vista del tiempo, la llegada del hombre occidental significó la primacía de otro tipo de valores: una ética falsamente igualitaria que esconde una preocupación obsesiva por el oro y por los valores fiduciarios. A ello se suma el funcionamiento de la tríada cárceles-obispos-soldados en el mundo terrenal y la promesa de la dicha y de la justicia después de la muerte.
Desde esa óptica, el título (“Sabiduría humana”) no deja de tener un matiz irónico, pues el saber fue enseñado por occidente y, en realidad, se basa en la exclusión del otro y en la imposición de una cultura a través de una verdadera tecnología del poder, cuyos principales procedimientos son la mentira y la demagogia.
2)SISTEMATICIDAD METAFÓRICA: DESTACAR Y OCULTAR EN PARA VIVIR MAÑANA
Toda metáfora destaca algo y oculta algún otro aspecto del sujeto o del objeto, pues como dicen Lakoff y Johnson:
"Al permitirnos concentrarnos en un aspecto del concepto (por ejemplo, los aspectos bélicos de una discusión), un concepto metafórico puede impedir que nos concentremos en otros aspectos del concepto que son inconsistentes con esa metáfora. Por ejemplo, en medio de una discusión acalorada, cuando estamos obcecados en el ataque de posiciones de nuestro oponente y la defensa de las nuestras, podemos perder de vista los aspectos cooperativos de la discusión" [3].
Por ejemplo, en la metáfora orientacional “occidente es el centro de la civilización basada en los valores económicos”, el poeta destaca las características negativas de la cultura occidental (exclusión del otro, imposición, dictadura, mentira) y oculta los aspectos positivos de esta última. De otro lado, en la metáfora “la casa es la periferia y representa la fraternidad entre los hombres”, también se ponen de relieve los aspectos más fructíferos de la convivencia humana, pues el hogar periférico se asocia con el trabajo, la subjetividad enriquecedora y los lazos intersubjetivos, basados en la solidaridad como principio esencial.
3)UNA METÁFORA ONTOLÓGICA EN “NECESIDAD DE LA VIDA Y EL SUEÑO”
Leamos el poema:
Es de día: y no hay modo
de retornar la luz
a sus orígenes
y destruir el mundo.
Es necesario comer, vestirse, saludar,
decir: te amo, te amo,
y volver a dormir
para que el mundo sea soportable.
Lakoff y Johnson afirman que:
"Entender nuestras experiencias en términos de objetos y sustancias nos permite elegir partes de nuestra experiencia y tratarlas como entidades discretas o sustancias de un tipo uniforme. Una vez que hemos identificado nuestras experiencias como objetos o sustancias podemos referirnos a ellas, categorizarlas, agruparlas y cuantificarlas –y, de esta manera, razonar sobre ellas".[4].
En el poema antes citado se observa el funcionamiento de una metáfora ontológica, es decir, una idea abstracta es concebida como un objeto que puede ser visto en términos cuantitativos. Por ejemplo, si se afirma que “la soledad es un tren”, se subraya que un concepto abstracto como el de la soledad es pensado como si fuera una cosa (“un tren”). Conceptualmente, ello implica que actuamos de acuerdo con la idea de que la soledad es entendida metafóricamente como si fuera un tren.
En el poema de Wáshington Delgado arriba citado se observa que el mundo (idea abstracta) es categorizado y cuantificado con el fin de poder ser destruido porque es concebido como una cosa que puede ser aniquilada. Toda metáfora muestra y oculta algo, por eso, los aspectos constructivos del mundo son dejados de lado para concentrarse en los componentes negativos de este último. En efecto, ejercer violencia sobre él queda, sin embargo, como una expectativa frustrada: el locutor no puede aniquilarlo sino que se limita a continuar con su rutina diaria. No se puede volver a los orígenes: sólo se debe decir “te amo” con el claro propósito de permanecer luchando en el centro de la vida.
4)CODA
Permítaseme terminar con una reflexión personal. Wáshington Delgado no sólo fue un gran poeta de la Generación del 50, sino un excelente maestro y amigo. Tuve la suerte de seguir con él un curso de literatura peruana contemporánea en la Universidad de San Marcos. Su erudición y sentido del humor eran de tal magnitud que el maestro asociaba libremente, con mucha elegancia y sutileza, los más diversos conceptos. Visité su casa innumerables veces y pude ser testigo de su admiración por Cervantes, Quevedo, Salinas, Vallejo, Lope, entre otros. Fue siempre un devoto de la libertad, por eso, me gustaría terminar con los siguientes versos:
Ansia, ternura, ausencia
vivieron en mis manos.
Amé la libertad
y no la vi jamás.
[1] Manejamos la edición de Un mundo dividido. Lima, Casa de la Cultura del Perú. 1970.
[2] Lakoff, George [y] Mark Johnson. Metáforas de la vida cotidiana. Madrid, Cátedra, 1995.
[3] Ibídem, p. 46.
[4] Ibídem, p. 63.
La denominada Generación del 50 significó una decisiva modernización del lenguaje poético en nuestro país, pues asimiló el aporte de los simbolistas y surrealistas franceses; además, posibilitó el redescubrimiento de la obra de César Vallejo y la relectura de autores como Rainer María Rilke y los poetas españoles de la Generación del 27. En un contexto marcado por el existencialismo y la posguerra, los escritores de los años 50 reflexionaron sobre la identidad nacional y su articulación a un marco de reflexión internacional, hecho que se puede observar, con claridad meridiana, en la obra de Jorge Eduardo Eielson, quien en Habitación en Roma (1952) reflexionó sobre la crisis de la modernidad, pero a la vez evocó su infancia en Lima; es decir, la dimensión introspectiva del individuo al lado de un análisis del contexto histórico.
La poesía de Wáshington Delgado (1927-2003) es un caso prototípico, pues comenzó bajo el influjo de Pedro Salinas para avanzar a un paradigma estético donde se observa la predominancia de Bertolt Brecht y la reactualización de formas tradicionales del verso ligadas a la oralidad y la tradición popular. En cierto sentido, Delgado fue fiel a la herencia hispánica y evidenció un profundo manejo del verso tradicional (las cantigas, las coplas, por ejemplo); pero, a la vez, manifiestó una apertura al incremento lexical del poema y a un coloquialismo mesurado.
Hay tres rasgos relevantes de la escritura de Delgado:
A)Un acercamiento a la oralidad. De la misma manera que Gonzalo Rose, Delgado consideraba que la poesía debía estar próxima al lenguaje oral y a la canción popular. Si admitimos, con Antonio Cornejo Polar, que la literatura peruana es un polisistema, entonces, en este caso, el sistema de la literatura “ilustrada” está asimilando creativamente elementos de las literaturas populares. B)La conciencia crítica que lo lleva al abordaje de temas políticos sin descuidar el plano formal del poema. Una de las lecciones que se puede extraer de la lírica de Delgado es que la temática política no debe implicar el descuido del afinamiento del texto poético desde el punto de vista estructural. Allí se halla una enseñanza de Vallejo para quien la poesía política era sobre todo un oficio e implicaba una búsqueda constante de un nuevo lenguaje.
C)Una reflexión escéptica acerca de la historia del Perú. Delgado considera que ésta es un conjunto de muertos y en ese sentido su reflexión es hermana de la realizada por Julio Ramón Ribeyro en sus relatos. Cuentos como “El banquete” o “Alineación” pueden emparentarse con poemas como “Historia del Perú” o “¿Nunca nos libertaremos?”, debido a que enfatizan que el fracaso del proyecto de nación ha sido una constante en la historia republicana del Perú.
Para vivir mañana (1959) se publicó un año después de Edición extraordinaria (1958), de Alejandro Romualdo y evidencia la influencia de la concepción de literatura comprometida de cuño existencialista. Tanto en Para vivir mañana como en Edición extraordinaria se advierte el influjo de la poesía de Neruda; en aquél, aparece un poema que se llama “Residencia en la tierra”, y en el libro de Romualdo percibimos el tono épico de Canto general.
Para vivir mañana está estructurado en cinco partes[1] (“Camino de perfección”, “Las buenas maneras”, “Historia del Perú”, “De hoy para mañana” y “La vida nueva”) y allí predomina la isotopía de la muerte, pues varios poemas remiten a ésta de modo irrefutable desde los paratextos (los títulos de algunos poemas): “La primavera desciende sobre los muertos” y “Los muertos”, por ejemplo. La mencionada isotopía lucha contra otras: la del cuerpo y la del lenguaje; por eso, podemos afirmar que la muerte triunfa sobre la dimensión corporal y las potencialidades expresivas del ser humano.
La metáfora es uno de los recursos fundamentales de Para vivir mañana y no es un desvío en relación con la norma ni manifestación de un sentido figurado, opuesto a la significación literal de los enunciados. La metáfora es un universal antropológico de la expresión; en otras palabras, el ser humano se expresa naturalmente mediante metáforas, pero el sentido de éstas varía de cultura en cultura.
Por su parte, George Lakoff y Mark Johnson hablan de metáforas como conceptos que permiten establecer jerarquías entre los elementos y organizar el mundo desde el punto de vista cognitivo[2]. Pensamos y actuamos de acuerdo con las metáforas, por lo tanto, éstas no constituyen un mero asunto lingüístico. Hay tres tipos de metáforas, según Lakoff y Johnson: las estructurales, las orientacionales y las ontológicas. En efecto, las estructurales permiten que un concepto esté estructurado en términos de otro (verbigracia, “el tiempo es dinero”); las espaciales –como su nombre lo indica-- organizan el espacio tomando en cuenta las oposiciones entre arriba-abajo, dentro-fuera, delante-detrás, centro-periferia, entre otras (por ejemplo, “me levantó el ánimo”), y las ontológicas posibilitan la visualización de una cosa no física en términos de una entidad o sustancia (por ejemplo, “la mente es una máquina”).
1)METÁFORAS ORIENTACIONALES EN “SABIDURÍA HUMANA”
Veamos el poema:
Cuando alguien habla del espíritu
cuida bien tus bolsillos.
Esta es la sabiduría que nos vino
de un lugar llamado occidente.
Antes el sol brillaba
arriba, abajo y adentro.
Era la fuerza de las manos
y la pasión en la boca.
Un hombre tenía una casa,
un oficio, un alma,
un tamaño y un lugar
entre los hombres.
Después vinieron otras gentes
que tenían corazón
y pesaban el oro.
Ellos nos enseñaron.
Ahora vivimos con cárceles,
obispos y soldados. Ahora sabemos
que una cosa es el bien
y otra es el mal.
Y que el dolor no es el dolor
ni es hambre el hambre
y que en alguna parte del cielo
todos somos iguales.
Este texto manifiesta el funcionamiento de metáforas orientacionales (centro-periferia) porque los espacios luchan entre sí, establecen oposiciones y, por lo tanto, son instancias que permiten establecer la pugna entre los sujetos. Hay un lugar llamado occidente (metáfora de civilización basada en los valores económicos y que ocupa una posición de centro y poder) y es sinónimo de farsa grotesca: la “sabiduría occidental” implica una mentira, pues si bien habla del espíritu, en realidad enfatiza el dinero como valor supremo. Se trata de una ética basada en la simulación y la hipocresía. Por eso, el locutor intenta desenmascararla y le dice a su alocutario: ten cuidado con tus bolsillos cuando los hombres occidentales hablan.
El poema argumenta que antes la casa (metáfora de la fraternidad entre los hombres y que representa la periferia) permitía que cada ser humano tuviera un lugar entre los demás; en otros términos, los lazos intersubjetivos se establecían sobre la base de la autenticidad, el trabajo y una subjetividad liberadora.
Además, en el pasado, el sol (metáfora de la justicia) iluminaba todos los espacios (arriba, abajo y adentro); no había jerarquías sino que reinaban la pasión y la fuerza como elementos complementarios. Desde el punto de vista del tiempo, la llegada del hombre occidental significó la primacía de otro tipo de valores: una ética falsamente igualitaria que esconde una preocupación obsesiva por el oro y por los valores fiduciarios. A ello se suma el funcionamiento de la tríada cárceles-obispos-soldados en el mundo terrenal y la promesa de la dicha y de la justicia después de la muerte.
Desde esa óptica, el título (“Sabiduría humana”) no deja de tener un matiz irónico, pues el saber fue enseñado por occidente y, en realidad, se basa en la exclusión del otro y en la imposición de una cultura a través de una verdadera tecnología del poder, cuyos principales procedimientos son la mentira y la demagogia.
2)SISTEMATICIDAD METAFÓRICA: DESTACAR Y OCULTAR EN PARA VIVIR MAÑANA
Toda metáfora destaca algo y oculta algún otro aspecto del sujeto o del objeto, pues como dicen Lakoff y Johnson:
"Al permitirnos concentrarnos en un aspecto del concepto (por ejemplo, los aspectos bélicos de una discusión), un concepto metafórico puede impedir que nos concentremos en otros aspectos del concepto que son inconsistentes con esa metáfora. Por ejemplo, en medio de una discusión acalorada, cuando estamos obcecados en el ataque de posiciones de nuestro oponente y la defensa de las nuestras, podemos perder de vista los aspectos cooperativos de la discusión" [3].
Por ejemplo, en la metáfora orientacional “occidente es el centro de la civilización basada en los valores económicos”, el poeta destaca las características negativas de la cultura occidental (exclusión del otro, imposición, dictadura, mentira) y oculta los aspectos positivos de esta última. De otro lado, en la metáfora “la casa es la periferia y representa la fraternidad entre los hombres”, también se ponen de relieve los aspectos más fructíferos de la convivencia humana, pues el hogar periférico se asocia con el trabajo, la subjetividad enriquecedora y los lazos intersubjetivos, basados en la solidaridad como principio esencial.
3)UNA METÁFORA ONTOLÓGICA EN “NECESIDAD DE LA VIDA Y EL SUEÑO”
Leamos el poema:
Es de día: y no hay modo
de retornar la luz
a sus orígenes
y destruir el mundo.
Es necesario comer, vestirse, saludar,
decir: te amo, te amo,
y volver a dormir
para que el mundo sea soportable.
Lakoff y Johnson afirman que:
"Entender nuestras experiencias en términos de objetos y sustancias nos permite elegir partes de nuestra experiencia y tratarlas como entidades discretas o sustancias de un tipo uniforme. Una vez que hemos identificado nuestras experiencias como objetos o sustancias podemos referirnos a ellas, categorizarlas, agruparlas y cuantificarlas –y, de esta manera, razonar sobre ellas".[4].
En el poema antes citado se observa el funcionamiento de una metáfora ontológica, es decir, una idea abstracta es concebida como un objeto que puede ser visto en términos cuantitativos. Por ejemplo, si se afirma que “la soledad es un tren”, se subraya que un concepto abstracto como el de la soledad es pensado como si fuera una cosa (“un tren”). Conceptualmente, ello implica que actuamos de acuerdo con la idea de que la soledad es entendida metafóricamente como si fuera un tren.
En el poema de Wáshington Delgado arriba citado se observa que el mundo (idea abstracta) es categorizado y cuantificado con el fin de poder ser destruido porque es concebido como una cosa que puede ser aniquilada. Toda metáfora muestra y oculta algo, por eso, los aspectos constructivos del mundo son dejados de lado para concentrarse en los componentes negativos de este último. En efecto, ejercer violencia sobre él queda, sin embargo, como una expectativa frustrada: el locutor no puede aniquilarlo sino que se limita a continuar con su rutina diaria. No se puede volver a los orígenes: sólo se debe decir “te amo” con el claro propósito de permanecer luchando en el centro de la vida.
4)CODA
Permítaseme terminar con una reflexión personal. Wáshington Delgado no sólo fue un gran poeta de la Generación del 50, sino un excelente maestro y amigo. Tuve la suerte de seguir con él un curso de literatura peruana contemporánea en la Universidad de San Marcos. Su erudición y sentido del humor eran de tal magnitud que el maestro asociaba libremente, con mucha elegancia y sutileza, los más diversos conceptos. Visité su casa innumerables veces y pude ser testigo de su admiración por Cervantes, Quevedo, Salinas, Vallejo, Lope, entre otros. Fue siempre un devoto de la libertad, por eso, me gustaría terminar con los siguientes versos:
Ansia, ternura, ausencia
vivieron en mis manos.
Amé la libertad
y no la vi jamás.
[1] Manejamos la edición de Un mundo dividido. Lima, Casa de la Cultura del Perú. 1970.
[2] Lakoff, George [y] Mark Johnson. Metáforas de la vida cotidiana. Madrid, Cátedra, 1995.
[3] Ibídem, p. 46.
[4] Ibídem, p. 63.
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