El más reciente libro de cuentos de Jorge Valenzuela


Profesor universitario y cuentista, Jorge Valenzuela (Lima, 1962) dirige el Taller de Narración en la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos. Ha publicado ya tres libros de cuentos: Horas contadas (1988), La soledad de los magos (1994) y Sombra interior (2006). Ahora nos entrega un cuarto volumen: Juegos secretos (Lima: Escombros, 2011, 104 pp.); se trata de seis cuentos de temática urbana, donde hay un acertado uso del diálogo y una buena fluidez narrativa. Valenzuela sabe emplear el dato escondido para sorprender a sus lectores: tal es el caso del tercer relato, donde solo al final sabemos que Rita se dedica al oficio más antiguo del mundo. Otro texto ("Gente guapa") explora el complejo problema del racismo y de la discriminación sin caer en el tono de panfleto, sino a través de una puntillosa trama narrativa, hecho que trae a la memoria algunos cuentos de Julio Ramón Ribeyro ("De color modesto", por ejemplo). Juegos secretos es, sin duda, un libro de madurez. En "Rita" se reflexiona, con escepticismo, acerca de la contradictoria y falaz modernización de Lima:

"--Lima se está modernizando --dijo, con un entusiasmo contagiante.
--Puro neón --dije--. La gente sigue siendo la misma.
-- Eso es verdad --dijo--. La gente no cambia" (p. 60).

El narrador (casi siempre autodiegético, es decir, concebido como protagonista principal) permite penetrar en la oscura psicología de los personajes, donde asoman el mal y el cinismo: "Yo lo maté, pero ya todo terminó, ya todo pasó, olvidemos todo esto por favor, por ti, por mí, por mi familia" (p. 28). Son actores de una farsa, vale decir, la vida que nos asedia de modo interminable.

Comentarios

Leonor dijo…
Disculpe, ¿podría utilizar la frase adjetiva "más reciente" en lugar del calificativo "último", cuando se refiera a casos como el de este post?

Por un momento pensé que el profesor Valenzuela se había muerto, y no estoy en edad para aguantar esos sinsabores.

Gracias de antemano por su atención,

Leonor Sánchez
Estimada Leonor:

Tienes razón, cambiaré el título del post. Un saludo, Camilo Fernández.

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