La casa como estructura figurativa en la poesía de Javier Heraud
Vivió sólo veintiún años y produjo una obra de notable factura. La pregunta que asoma a la mente no resulta nada baladí: ¿cuál es el tipo de poesía que habría escrito si hubiera vivido tres o cuatro décadas más, como alguno de sus ilustres coetáneos? Quizá Javier Heraud (1942-1963) hubiera concebido un poema experimental como aquellos que pergeñó Rodolfo Hinostroza o, si fuera posible, habría mantenido la desnudez de la palabra, es decir, una poética que lo cautivó hasta el final de su corta pero fecunda existencia. Heraud revela un acertado uso del verso corto, de los encabalgamientos y de la musicalidad de la frase. No es banal este hecho: sus poemas se prestan para ser recitados y no sucumben a la tentación del hermetismo. Frente al laboratorio lingüístico de estirpe mallarmeana o a la imaginería onírica (tan típica de los herederos de André Breton), Heraud erige una propuesta de contornos disímiles: no subestima la capacidad interpretativa de su recepto...