AGUARDIENTE, FOREVER* DE HILDEBRANDO PÉREZ GRANDE

Infatigable docente, director de revistas culturales como Hipócrita lector o Martín, creador del taller de poesía en la Universidad de San Marcos, Hildebrando Pérez Grande (Lima, 1941) es también cultor de una poesía intercultural que se nutre del imaginario andino, de las formas estróficas populares y de una oralidad heredera de la poesía exteriorista cubana.
Su único poemario Aguardiente (1978) significó la posibilidad de asimilar el legado andino a través de una poesía ora amorosa, ora de compromiso político-partidario, que evidencia un trabajo minucioso con el ritmo y que se alinea en el ámbito de los planteamientos de los poetas de la Generación del Sesenta, para quienes el tono poético desmitificador de los íconos de la modernidad debiera presuponer un afinamiento técnico de la musicalidad del poema y un tono narrativo, heredero del imaginismo de lengua inglesa.
Acabo de terminar de leer Aguardiente, forever, versión ampliada del poemario que vio la luz por vez primera en 1978. Está estructurado en cuatro libros. En el primero, se manifiesta el empleo de formas estróficas como las de los huaynos, o de la simbología de la paloma (a la manera de los mejores yaravíes de Mariano Melgar), para traducir una cosmovisión andina. En el segundo, observamos un tono más político, pues aparece un influjo del marxismo a través de la idea de enlazar la teoría con la praxis y de construir un mundo nuevo. En el tercero, predomina el poema más breve y se revela el tema de la decrepitud y de la muerte: "Ahora que alistas tu mochila/ Para ser una naturaleza/ Muerta/ No olvides el pan/ El vino/ El espejo/ Que te convertirá en sombra/En tigre/ De papel / En polvo". En el cuarto (el más escueto) hay una reflexión en torno a la ciudad moderna, asociada también con la muerte: un poema se titula ilustrativamente "Cementerio de automóviles".
La poesía intercultural tiene algunos representantes en América Latina: César Vallejo, Pablo Neruda (sobre todo, Canto general), Octavio Paz ("Piedra de sol"), entre otros. Esta poesía se mueve en cuatro niveles: la lengua, la estructuración literaria, las estructuras figurativo-simbólicas y la cosmovisión. Pérez recupera la oralidad de la lengua quechua, emplea formas estróficas populares, utiliza un registro metafórico que remite a las comunidades tradicionales para traducir una cosmovisión andina. Por eso, hoy celebramos la reedición ampliada de Aguardiente.


*Hildebrando Pérez Grande. Aguardiente, forever. Lima, Hipocampo Editores, 2007.

Comentarios

Miss Vilma dijo…
Prof. Fernández:
El título del poemario es estupendo; "cool" dirían mis alumnos.
Debo suponer que un público muy fresco ya está tras los pasos de este "Aguardiente" recargado. Un buen regalo navideño.
Saluditos espléndidos.
El maestro y poeta, Hildebrando Perez. Amplía su visión del mundo en el poemario, sin olvidar las raíces propias del pasado. Esto lo vemos, ya en el nombre mismo del poemario Aguardiente, forever. El prestamo linguístico no es, a mi entender, una manera "cool" de presentación, sino, revela el caminar del poeta y su afán, como usted muy bien lo calificó, de interculturalidad, la misma caratula, con la totoríta y el barco español nos conlleva a un significado mayor.
Recargado y emocionante viaje por esta nueva edición de la que fue premiada en 1978, nada mas que con el Premio Literario Casa de las Américas, Aguardiente, y otros cantares.
Estoy de acuerdo, sería un maravilloso regalo, lástima que las navidades nunca me parecieron igual.

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