"El cielo de las vertientes" de Macedonio Villafán Broncano



            Macedonio Villafán Broncano es docente de la Universidad Santiago Antúnez de Mayolo y autor de una narrativa neoindigenista, heredera de José María Arguedas. Se trata de una escritura transcultural que se manifiesta en Los hijos de Hilario y Cielo de las vertientes, cuento extenso que motiva este comentario.
            La historia comienza con el relato de la muerte del personaje principal: la Flor de las Vertientes, a quien se caracteriza poéticamente sobre la base del uso de ciertas figuras literarias. Se habla del “imán de su mirada” y de “cabellos como cataratas” (p. 9). Luego se produce una analepsis (es decir, un salto al pasado para recontruir la historia). Se trata de un pueblo del “flanco occidental de la Cordillera Negra”. La escena posee un contenido ritual desde una óptica andina y se repite en el  ámbito del tiempo.
            El narrador personaje ocupa la posición de un sujeto migrante que va desde Huaraz a un pueblo cordillerano. La madre del narrador le habla en quechua y le dice a este que invoque “su protección a la madre cordillera” (p. 11). En otras palabras, el estrato de la lengua se vincula al nivel de la cosmovisión a través del plano de la estructuración literaria. Estos tres niveles fueron desarrollados por Ángel Rama en su clásico libro Transculturación narrativa en América Latina. A ello se suma el carácter mágico de la laguna “unida por hilos subterráneos, pacha rurinpa, con las lagunas de la Cordillera Blanca” (p. 11).
            La escena del trajinar del personaje trae a la memoria las andanzas de Ernesto con su padre en Los ríos profundos. Asimismo, el narrador retrata un mundo donde aparecen las danzas, canciones y escenificaciones en quechua.
            En lo que concierne al personaje femenino, la caracterización psicológica es sumamente interesante. La imagen de la luz que cae en el rostro de la Flor de las Vertientes, nombre que evoca la imagen del río arguediano cuyos afluentes parecen unirse en el cuerpo del mismo. En el pasado del narrador se unen las dos cordilleras: “mi familia es de un pueblo de la Cordillera Blanca; mi abuela paterna era en cambio de un pueblo de la Cordillera Negra” (p. 14).
            Como telón de fondo aparece no solo la migración del personaje a Lima, sino, sobre todo, las luchas sindicales que se manifiestan en todo Huaraz cuando el narrador retorna a su pueblo natal. Se trata de los tiempos del gobierno dictatorial de Francisco Morales Bermúdez y de la creación de la Universidad Santiago Antúnez de Mayolo, entre otros sucesos de la época.
            Cielo de las vertientes posee una estructura circular: empieza y termina con la muerte de la Flor de las Vertientes. Al final del relato se revela, con notoria fuerza, el pensamiento mítico andino: “Yo (…) veo dos rostros, en la parte alta al pie de la Mamapacha que has dicho, a una señora también anciana, con cabellos sueltos a ambos lados; más abajo a una muchacha morena cuyos cabellos son las aguas de la pakcha grande, de la catarata. Ah, dijo, la primera es la Madre Cordillera Negra y la muchacha su hija. Siendo de la Cordillera Blanca, amarás a la Cordillera Negra y a su hija. Ella será una muchacha de estas tierras que te amará toda su vida y tampoco tú podrás olvidarla nunca” (p. 62).

            Sin duda, Cielo de las vertientes es un cuento logrado, situado en el ámbito del neoindigenismo. Denota la fuerza poética del quechua que impregna el castellano como en esos relatos de Ciro Alegría y José María Arguedas donde la oralidad aparece, en un imponente concierto, en la escritura y teje recuerdos perdurables en la memoria.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Análisis de 'El profesor suplente" de Julio Ramón Ribeyro *

SIETE CARACTERÍSTICAS DE LA POESÍA MODERNA